A partir del 7 de marzo llega al Teatro EDP Gran Vía el proyecto musical de Asier Etxeandia y Enrico Barbaro, La transfiguración del mastodonte. Sesiones Vermut con energía e improvisación en estado puro.
¿Qué es Mastodonte? ¿Cómo surge el proyecto?
Mastodonte es una banda creada por dos artistas Enrico Barbaro, multi instrumentista, y yo, Asier Etxeandia, quienes buscamos crear un nuevo concepto de espectáculo, basado en la unión del sonido y el show.
Esta idea surgió cuando nos conocimos haciendo El Intérprete. Él era el bajista y enseguida nació una sintonía musical y creativa importante. Nos encerramos a vivir en una casa juntos casi un año y ahí creamos todo el concepto.
¿Cómo ha crecido durante los años que ya lleva rondando?
Nosotros sentimos que somos como un canal, que si te pilla abierto y trabajando, se va creando todo el puzzle o el mecano del Mastodonte. Pero sobre todo, ha ido evolucionando con el público en los directos, hasta convertirse casi en show y en un ritual pagano.
¿Cómo vivisteis la nominación a los Grammy por el vídeo Anatomía de un éxodo?
Fue una sorpresa muy grande y una demostración de que los Grammy tienen criterio. Son unos premios tan potentes que piensas que es necesario tener muchos padrinos para ganar, pero no, hay gente que ve el vídeo y valora el trabajo. Para nosotros fue un regalo, después de hacerlo con muy poco dinero y mucho esfuerzo.
¿Qué puede esperar la gente que vaya a ver La transfiguración del mastodonte al Teatro EDP Gran Vía?
Más que un concierto o un show, yo creo que va a ser un suceso. Pretendemos que se quede impregnado en la historia porque creo que no ha ocurrido nunca en la Gran Vía de Madrid a la hora del vermut. El teatro se convertirá en un hogar abierto o en una casa de fiesta que abre sus puertas para que la gente se sienta libre. Se podrá beber, bailar, reír, sudar y follar, si es necesario, con un concierto en directo.
Cada día sucederá algo distinto porque no hay un guion cerrado. La transfiguración del mastodonte tiene una especie de guía, pero no es un guion cerrado. Creemos que a la luz del día todo es mucho más potente y siempre hemos querido hacer un concierto a la hora del vermut.
NUESTROS FANS
¿En qué momento y circunstancias se os ocurrió mezclar lo clásico, el funk, la electrónica, el barroco o la música dance? (Rebeca Val)
No se nos ocurrió, simplemente éramos canales para poder crear, no nos queríamos limitar. Tanto Enrico como yo tenemos inspiraciones de todo tipo, y nos gustan muchos estilos diferentes de música, mientras sea verdad y tenga un discurso.
Desde la música clásica, pasando por el hard hard rock, el pop, el metal, la música electrónica, todo nos sirve. Creábamos vestidos para las canciones, y según las emociones que queríamos transmitir, encontrábamos el estilo y el sonido.
Que eres un animal interpretativo es evidente… ¿se puede decir que te consideras un mastodonte? (Soraya Morán)
Se puede decir que me siento algo muy pequeño, tengo miedo e inseguridades continuamente como todo el mundo, sobre todo cuando estoy expuesto, a Enrico le pasa lo mismo. Para nosotros Mastodonte es la dificultad, los miedos y los traumas de esta vida y cómo enfrentarte a ellos.
En la pantalla te hemos visto representando a muchos personajes, y en Mastodonte te vemos cantando desde un enfoque de teatralidad. ¿Ha sido la interpretación el puente que te ha llevado a la música? (Sergio Luna González) o he querido cantar toda mi vida, antes incluso de ser actor, pero no he entendido nunca una canción si no es interpretada. Hay gente que me fascina por su voz, pero también soy fan de voces, no tan buenas, en donde lo importante es su discurso o su personalidad.
Creo que la unión de todo es lo que me emociona. Por eso me considero artista, porque la unión de la interpretación, el sonido, la danza, y la imagen, todo eso junto es lo que me emociona: convertir una canción en casi una escena cinematográfica.
Asier, ¿con qué director de cine nacional o internacional te gustaría rodar? (Carlos Arias López)
Con Kubrick, Hitchcock o Cassavetes, pero por desgracia se han muerto. Sin embargo tengo suerte porque en este país he trabajado con los directores que más admiro: Julio Medem y Pedro Almodóvar.
También me gusta mucho encontrar un director y empezar a crear desde cero una película o un guion, como ha ocurrido con Alfonso Cortés-Cabanillas. Pero sobre todo, tengo muchas ganas de tener la experiencia suficiente y el aplomo para dirigir cine.
REVISTA SMEDIA